Según el FCI (Organismo representativo global para el factoring y cuentas por cobrar), en LATAM el factoring creció en 2022 un 44%, mientras que a nivel global el crecimiento fue de tan solo 18.3%.
En los últimos años, la facturación electrónica se consolidó como un pilar fundamental para la economía de cualquier país, facilitando procesos más efectivos, legales y transparentes que viene aumentando los niveles de recaudo. Asimismo, su aparición mejoró la gestión financiera de las empresas y transformó la forma en que se llevan a cabo las transacciones comerciales, además, de la financiación, gracias a herramientas de factoring y el confirming. Sin embargo, su crecimiento en América Latina, especialmente en países como Colombia y México, presenta desafíos para su pleno desarrollo.
En Colombia, la implementación de la facturación electrónica se ha convertido en una historia de éxito, y según datos de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN), la adopción de esta solución ha experimentado un crecimiento abismal en menos de cuatro años, puesto que para 2020, no había ninguna empresa habilitada en facturación electrónica, mientras que, para el 30 de septiembre de 2023 la cifra ascendía a las 1.058.089.
Para Mario José Márquez, cofundador y COO de Plataform, la plataforma que ofrece alternativas de financiamiento y liquidez para las pymes, el impulso al crecimiento de la facturación electrónica y del factoring en el país podría inyectarle a la economía cerca de $140 billones en los próximos 5 años. Esto equivaldría a la recaudación de aproximadamente ocho reformas tributarias.
«A modo de ejemplo, hay que empezar señalando que el factoring en Chile corresponde al 13% del PIB, mientras que en Colombia tan solo llega a ser del 3,4%, es decir, casi 10 puntos porcentuales menos. Si en estos momentos fuera Colombia equivalente a la economía chilena, en el país habría desembolsos en operaciones de factoring y/o confirming de ocho reformas tributarias, lo cual a todas luces es una inyección de recursos impresionante a la economía. Además, lo interesante en este contexto es que, aunque las dos economías tienen tamaños similares, el número de habitantes difiere en casi 35 millones de personas. Por lo tanto, el rendimiento per cápita del PIB de los chilenos es muy superior al de los colombianos», asegura Márquez, quien añade que esto demuestra cómo el factoring se convierte en una herramienta fundamental para el crecimiento de una nación.
Lo cierto, es que en Chile, la facturación electrónica ha sido un impulsor clave para la modernización de los procesos comerciales. La Subsecretaría de Hacienda informa que más del 90% de las facturas emitidas en el país son electrónicas. Esta transición hacia la digitalización no solo ha mejorado la eficiencia operativa, sino que también ha sentado las bases para un ecosistema empresarial más competitivo.
A su vez, el cofundador y COO de Plataform explica que en solo seis años (2015-2021), Chile pasó del 2% a 12% del PIB. Logró, que consiguió en parte, a factores como la masificación de la factura electrónica y la aparición de un registro en el Servicio de Impuestos Internos, parecido a Radian.
Mientras que México, no se queda nada atrás, puesto que el Servicio de Administración Tributaria (SAT) ha liderado la expansión de la facturación electrónica, logrando una adopción significativa en los últimos años. Lo que ha generado que las empresas mexicanas puedan simplificar procesos, reducir costos y mejorar la trazabilidad de las transacciones comerciales, sin embargo, a la fecha no tienen un sistema que congregue las facturas electrónicas.
De esta forma, el factoring, o descuento de facturas, ha experimentado un aumento significativo, proporcionando a las empresas una herramienta financiera valiosa para optimizar el flujo de efectivo. En México, por ejemplo, de acuerdo con la Asociación de Sociedades Financieras de Objeto Múltiple en México (Asofom), el 46.6% de las Pymes han recurrido al factoraje debido a la falta de acceso a financiamiento bancario.
Algo similar ocurre en Colombia, donde según cifras de Asoface (Asociación Colombiana de Factoring Electrónico) hasta julio de 2023 se habían contabilizado 1.289.377 facturas endosadas por $22.8 billones. Datos, que le permiten prever a Márquez que aumentará en los próximos años, no solo, por el conglomerado de pymes que hay en el país, sino también, por las ventajas que genera, como por ejemplo: la digitalización de las organizaciones, el acceso a financiación de forma inmediata, las oportunidades de liquidez, la posibilidad de no endeudarse, entre otras cosas.
“Es en este contexto, donde Plataform se convertirá en un actor relevante del ecosistema de facturación electrónica en Colombia, pues desarrolló un ecosistema digital en torno a este tema con múltiples alternativas financieras tanto para empresas como personas naturales: crowdfactoring, confirming, factoring privado, factoring bancario, fondeo por family office, fondeo institucional, entre otros. De esta forma, buscaremos acelerar el acceso y financiamiento de la base empresarial en el país”, destaca Márquez.
En conclusión, el crecimiento sostenido de la facturación electrónica y el factoring no solo ha mejorado la eficiencia empresarial, sino que también ha tenido un impacto directo en el PIB de estos países. La digitalización de los procesos financieros ha reducido la evasión fiscal, ha mejorado la transparencia y ha fortalecido la confianza en los mercados, contribuyendo directamente al crecimiento económico.