La Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN) ha reforzado su control sobre la facturación electrónica con más de 16,000 verificaciones y 4,710 embargos. Esta medida busca garantizar el cumplimiento normativo y combatir la evasión fiscal, pero también ha generado preocupación entre empresarios, especialmente en el sector de las pequeñas y medianas empresas (pymes).
Un impacto directo en la estabilidad de las empresas
Según datos de la DIAN, en 2024 se realizaron más de 183,000 visitas de verificación, revelando que el 12% de los establecimientos aún no cumplen con la normativa de facturación electrónica.
Alejandro Silva, Gerente General de Sovos Saphety, advierte: «No adaptarse a la facturación electrónica no es solo un riesgo financiero, sino una amenaza para la operatividad y la competitividad empresarial. Las sanciones son solo la punta del iceberg; lo realmente devastador es la pérdida de confianza y la capacidad de competir».
Pymes en riesgo: la urgencia de adaptarse
Las pymes, que representan la columna vertebral de la economía colombiana, son las más vulnerables ante esta fiscalización. Su limitada capacidad para adaptarse rápidamente a los cambios regulatorios las deja expuestas a multas y restricciones operativas que pueden comprometer su sostenibilidad.
«Las empresas que adopten la facturación electrónica ahora no solo cumplirán con la ley, sino que se posicionarán como líderes en eficiencia y transparencia, dos atributos clave en un mercado cada vez más digitalizado», sostiene Silva.
Estrategias para una transición efectiva
Sovos Saphety recomienda una serie de estrategias para que las empresas puedan adaptarse rápidamente y evitar sanciones:
1. Implementar la facturación electrónica sin demoras
La fiscalización es un proceso en marcha que no dará tregua. Las empresas deben actuar de inmediato para evitar pérdidas económicas y operativas.
2. Elegir plataformas certificadas y seguras
Es fundamental seleccionar soluciones tecnológicas certificadas por la DIAN que garanticen cumplimiento normativo y una integración eficiente con los sistemas empresariales.
3. Capacitar al equipo en facturación electrónica
El conocimiento del personal es clave para evitar errores que puedan derivar en sanciones. La formación continua asegura el cumplimiento adecuado de la normativa.
4. Mantener una vigilancia constante sobre cambios normativos
Las regulaciones fiscales evolucionan rápidamente. Un monitoreo continuo permite ajustes oportunos y evita sorpresas desagradables.
5. Aprovechar la facturación electrónica como una ventaja estratégica
Lejos de ser una carga, la facturación electrónica puede optimizar procesos, mejorar la transparencia y reducir costos, fortaleciendo la competitividad de la empresa.
Un cambio inminente
«La adopción de la facturación electrónica va más allá del cumplimiento normativo; mejora la eficiencia operativa y fortalece la competitividad en el mercado. Las empresas que la adopten estratégicamente estarán mejor posicionadas para innovar y crecer», concluye Silva.
El mensaje es claro: la facturación electrónica ya no es opcional. Adaptarse es una necesidad urgente para garantizar la estabilidad y el crecimiento en un entorno empresarial cada vez más fiscalizado.