Sovos Saphety advierte que la fiscalización digital exige blindar procesos internos y adoptar tecnología confiable
La Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN) ha dado un giro radical en su modelo de fiscalización: ya no necesita visitas presenciales para detectar incumplimientos tributarios. Gracias a la interoperabilidad de sus sistemas, las sanciones por inconsistencias en facturación electrónica pueden aplicarse en cuestión de segundos, marcando un antes y un después en la relación entre el Estado y las empresas colombianas.
Fiscalización en tiempo real: un cambio histórico
Según Sovos Saphety, compañía especializada en cumplimiento tributario digital, este nuevo escenario representa el nacimiento de un modelo de control tributario automatizado, inmediato y trazable.
“La DIAN tiene hoy la capacidad tecnológica de sancionar a las empresas en segundos. Esto exige una transformación profunda en la gestión tributaria: ya no se trata de corregir después, sino de prevenir desde el inicio”, afirma Alejandro Silva, gerente general de Sovos Saphety en Colombia.
Cada factura electrónica es validada en tiempo real contra las bases de datos de la DIAN, lo que permite detectar omisiones, errores o prácticas de evasión sin necesidad de inspecciones físicas.
Pymes en riesgo: sanciones que afectan la continuidad operativa
Mientras las grandes empresas cuentan con infraestructura robusta, las pymes y pequeños comercios enfrentan mayores riesgos. La falta de capacitación, el uso de soluciones desactualizadas o procesos internos débiles pueden exponerlas a sanciones inmediatas que comprometen su liquidez y operación.
“Una sanción en tiempo real puede significar desde la suspensión de facturación hasta el cierre temporal del negocio. Es urgente acompañar este modelo con educación empresarial y acceso a tecnología confiable”, advierte Karoll Cuadros, gerente de eCommerce de Sovos Saphety.
Cumplimiento tributario: de requisito administrativo a ventaja competitiva
La fiscalización digital implica un cambio cultural: el cumplimiento ya no se verifica periódicamente, sino en cada transacción. Esto convierte la gestión tributaria en un factor estratégico de competitividad.
“Las compañías que no se adapten corren el riesgo de sanciones inmediatas, bloqueos operacionales e incluso pérdida de confianza de clientes y socios”, agrega Silva.
Factura electrónica: motor de formalización económica
Más allá del control, la factura electrónica se ha consolidado como la principal herramienta del Gobierno para combatir la informalidad. Sin embargo, su éxito depende de cerrar la brecha tecnológica en zonas rurales y entre pequeños comercios.
“La factura electrónica es un motor de formalización. Pero para que funcione como política de Estado, se necesita cobertura tecnológica, capacitación y acompañamiento empresarial”, señala Silva.
Retos inmediatos para las empresas colombianas
Sovos Saphety identifica tres acciones clave para adaptarse al nuevo entorno tributario:
- Fortalecer la gestión tecnológica: trabajar con proveedores que garanticen seguridad, continuidad y cumplimiento normativo
- Capacitar al talento interno: formar equipos que comprendan la normativa y operen procesos digitales con precisión
- Adoptar una visión estratégica del cumplimiento: entenderlo como una inversión en sostenibilidad y competitividad
Prepararse para un entorno fiscal más exigente
Con este panorama, Sovos Saphety hace un llamado a las empresas colombianas: la facturación electrónica debe verse como un componente estratégico del negocio. Adoptar plataformas seguras, revisar procesos internos y contar con acompañamiento experto son pasos esenciales para minimizar riesgos y garantizar continuidad operativa.
“Las reglas del juego han cambiado. Hoy no basta con facturar: hay que hacerlo bien y en tiempo real. Las empresas que se anticipen no solo evitarán sanciones, sino que ganarán en eficiencia y confianza del mercado”, concluye Cuadros.