Los deepfakes se están consolidando como una seria amenaza comercial, especialmente en el ámbito financiero y empresarial. Este tipo de fraude utiliza inteligencia artificial para crear videos, audios o imágenes falsificados que son extremadamente realistas, lo que puede llevar a situaciones de robo de identidad, estafas a gran escala y comprometer la seguridad de las empresas.
En el sector financiero, los deepfakes facilitan el acceso a cuentas bancarias mediante voces falsificadas o videos simulados de altos ejecutivos. Un caso reciente ilustra esto: una empresa británica perdió 25 millones de dólares debido a un deepfake que imitaba a su CFO. Se estima que este tipo de fraude podría generar pérdidas de hasta 40 mil millones de dólares en Estados Unidos para 2027.
Para las empresas, el peligro radica en que muchas aún no están preparadas para enfrentar estas amenazas. La falta de protocolos de detección y prevención es un problema común; además, muchas organizaciones no cuentan con personal capacitado para identificar deepfakes. Según estudios recientes, solo un pequeño porcentaje de las compañías tiene sistemas adecuados para contrarrestar estos ataques.
El impacto de los deepfakes no se limita a las finanzas. También pueden afectar la reputación de las marcas, generar desinformación y comprometer la integridad de ejecutivos y empleados. Esto subraya la necesidad urgente de que las empresas desarrollen políticas de seguridad más robustas y adapten tecnologías avanzadas para mitigar este tipo de fraude en constante evolución.