Cómo se infiltran los atacantes, qué buscan y cómo anticiparse antes de que sea demasiado tarde
Los ciberataques ya no son eventos aislados: son invasiones silenciosas que evolucionan con precisión quirúrgica. En la primera mitad de 2025, Colombia registró más de 7,1 mil millones de intentos de ciberataques, según FortiGuard Labs, posicionándose como el tercer país más atacado en América Latina. La región concentró el 25 % de todas las detecciones globales, evidenciando una sofisticada transformación en la mentalidad de los ciberdelincuentes.
Fase 1: Reconocimiento y planeación del ataque
Antes de lanzar una sola línea de código, el atacante observa. Su objetivo es construir un mapa detallado del entorno digital:
- Identifica servicios expuestos en internet
- Detecta vulnerabilidades en sistemas, aplicaciones web, VPNs, firewalls o dispositivos IoT
- Evalúa cómo entrar sin ser detectado
La herramienta más común: phishing personalizado, potenciado por inteligencia artificial. Ya no son correos genéricos, sino mensajes diseñados para parecer legítimos, como solicitudes de pago o alertas internas.
Además, muchos ciberdelincuentes compran accesos robados a través de Initial Access Brokers, evitando el esfuerzo de infiltración directa.
Fase 2: La invasión silenciosa
Una vez dentro, el atacante no hace ruido. Utiliza las propias herramientas del sistema para moverse como un empleado más:
- Roba credenciales directamente de los equipos
- Se desplaza lateralmente por la red sin levantar sospechas
- Disfraza su actividad como tráfico normal de internet
Puede pasar semanas explorando sin ser detectado. El verdadero peligro ya no está afuera: está creciendo desde adentro.
Fase 3: La búsqueda del tesoro digital
Los ciberdelincuentes buscan información con valor comercial, operativo o estratégico:
- Credenciales para fraudes y accesos bancarios
- Datos críticos para extorsión mediante ransomware
- Metadatos internos para planificar ataques más profundos
Extraen la información sigilosamente, dividiéndola en partes, comprimiéndola y enviándola por canales cifrados que se mezclan con el tráfico legítimo.
¿Cómo detectar un ataque en sus primeras fases?
Aunque diseñados para ser invisibles, los ataques dejan señales:
- Escaneos internos
- Accesos en horarios o ubicaciones inusuales
- Creación de cuentas nuevas sin autorización
- Lentitud inexplicable, errores o archivos que desaparecen
Las herramientas de seguridad (como EDR o SIEM) pueden detectar comandos sospechosos o tráfico anómalo. La clave está en tener una telemetría unificada que conecte los puntos antes de que el daño sea irreversible.
¿Qué hacer ante una intrusión?
La respuesta debe ser rápida, estructurada y multidisciplinaria:
- Preparación: políticas claras, roles definidos, simulacros periódicos
- Detección y análisis: identificar el ataque con precisión
- Contención: aislar los sistemas comprometidos
- Erradicación: eliminar la amenaza de raíz
- Recuperación: restaurar operaciones de forma segura
La automatización, la visibilidad completa de la red y la colaboración entre áreas son fundamentales. La inteligencia de amenazas en tiempo real permite actuar con precisión y convertir la crisis en una oportunidad de fortalecimiento.
Arquitectura de defensa: ecosistemas que se anticipan
La estrategia más efectiva hoy es construir una arquitectura tecnológica integrada, donde cada componente se comunique y enriquezca al otro. Esta tarea requiere conocimiento profundo y asesoría especializada.
“La gestión de riesgos no es solo técnica, es estratégica. La seguridad debe estar en la agenda de las juntas directivas”, concluye Arturo Torres, director de inteligencia contra amenazas de FortiGuard Labs para América Latina y el Caribe.
Empresas como Fortinet ofrecen plataformas robustas que no solo responden a las amenazas, sino que se anticipan a ellas, garantizando continuidad operativa en un entorno de amenaza constante.
 
				 
								 
															 
								 
								 
								 
								 
								 
								