El informe «Estado de la Acción Climática 2023» destaca la imperiosa necesidad de acelerar las acciones en la presente década para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, intensificar la eliminación de carbono y aumentar el financiamiento climático. En este sentido, durante la COP 28, se acordó a nivel global triplicar la capacidad de las energías renovables y duplicar las mejoras en eficiencia energética para el año 2030.
En este contexto, Colombia asumió compromisos significativos, posicionándose como líder en la acción climática. Entre dichos compromisos se incluyó la estructuración de un fondo que permita el acceso de recursos a los países vulnerables para reparar los daños generados por el cambio climático y la firma del Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles, orientado a gestionar una eliminación equitativa y reducir la dependencia de estos.
Sin embargo, dado el contexto particular de Colombia, fuertemente dependiente de la industria del petróleo, gas y carbón, Néstor Daniel García Colorado, experto en políticas públicas y especialista en derecho ambiental, subraya la necesidad de considerar diversos aspectos en la transición hacia la sostenibilidad en términos de energía y cambio climático
Aspectos climáticos a resaltar
Diversificación de la matriz energética: La histórica dependencia de Colombia de los combustibles fósiles evidencia la necesidad de diversificar la matriz energética. Es crucial invertir en fuentes de energía renovable, como la solar, eólica e hidroeléctrica, integrándolas de manera efectiva en la infraestructura energética del país.
Desarrollo de tecnologías limpias: Colombia podría explorar la inversión y desarrollo de tecnologías limpias para la extracción y producción de petróleo y gas. La implementación de prácticas más sostenibles en esta industria contribuiría a la reducción de emisiones, alineándose con los compromisos internacionales.
Eficiencia energética: Enfocarse en modernizar la infraestructura energética para hacerla más eficiente y reducir el consumo de recursos. Esto implica implementar políticas de conservación y promover prácticas sostenibles en todos los sectores, alcanzando un consenso a través del diálogo social.
Adaptación y resiliencia: Frente a los desafíos de eventos climáticos extremos y la vulnerabilidad de ciertas regiones, Colombia debe considerar estrategias de adaptación para aumentar la resiliencia e implementar prácticas agrícolas más sostenibles.
“Si bien, el compromiso de Colombia en la COP 28, destaca su voluntad de contribuir a la gestión equitativa y reducción de la dependencia de los combustibles fósiles. Para cumplir estos compromisos se requiere de la colaboración activa con otros países y organizaciones, así como la adaptación de políticas internas y la disposición de la sociedad para apoyar estos esfuerzos” dijo, Néstor Daniel García Colorado, experto en políticas públicas y especialista en derecho ambiental
Por lo anterior, el gobierno nacional enfrenta el desafío más grande y es el de equilibrar su economía basada en recursos naturales con la necesidad de abordar el cambio climático. La transición hacia prácticas más sostenibles y la diversificación de la matriz energética, pasos clave para asegurar un futuro más resiliente y alineado con los objetivos climáticos globales.